IDENTIDAD EN LA ERA DIGITAL

Por Didi Rufus 

Me llamo Didi Rufus. Soy abogada en Derecho Digital, docente en Inteligencia Artificial, creadora de contenido en YouTube y, antes que todo, una mujer venezolana que ha decidido abrazar la tecnología no como amenaza, sino como oportunidad. Mi vida profesional —que se mueve entre la educación y los medios digitales— me ha llevado a una pregunta constante: ¿qué significa ser humano en un mundo donde la Inteligencia Artificial aprende a escribir, hablar y hasta “sentir” como nosotros?

Todos los derechos reservados ©️ Didi Rufus 

Inteligencia Natural vs. Inteligencia Artificial

Cuando comencé los estudios de Derecho en la Universidad de Carabobo en Venezuela, jamás imaginé que 15 años después la vida me llevaría a apasionarme por enseñar sobre algoritmos, sesgos digitales, regulaciones de plataformas globales y prompts para simplificar el acceso a la tecnología a miles de personas. A la par de ello, trabajar en Derecho Digital desde 2020 me llevó de frente a la pregunta de cómo la tecnología moldea nuestras libertades y, sobre todo, nuestra identidad.

La docencia en IA me dio otro ángulo: enseñar a otros a usar estas herramientas, no solo como un medio para producir más rápido, generar más ingresos o tener mejores oportunidades laborales, sino como una manera de expandir la creatividad humana. En mis clases veo cómo estudiantes, profesionales y curiosos se enfrentan al mismo dilema: ¿soy yo menos creativo si una Inteligencia Artificial me ayuda a escribir, diseñar o programar?

Imagen creada con IA generativa con licencia para Didi Rufus. 

La creatividad no se extingue por la presencia de una máquina; considero que se redefine. Y ahí radica uno de los puntos más humanos: nuestra capacidad de adaptación, de replantear lo que significa “hacer” cuando los medios cambian.

Como creadora de contenido educativo en YouTube, vivo esa frontera a diario. Cada video que publico sobre Inteligencia Artificial es también una conversación con miles de personas que quieren aprender, pero que también buscan sentirse acompañadas en este viaje de cambios acelerados. Lo digital no es solo un canal de comunicación, es un espejo colectivo de nuestras dudas, aspiraciones y temores.

La identidad en la era de los algoritmos

En la era digital, nuestra identidad ya no se construye solo en conversaciones cara a cara, en cafés o en aulas físicas. Ahora, parte de quienes somos se define en un perfil, en un timeline, en un historial de búsqueda. La pregunta es: ¿cuánto de eso refleja lo humano y cuánto es un reflejo diseñado por algoritmos que predicen lo que nos gusta o lo que creemos ser?

La IA nos enfrenta a una paradoja: Por un lado, puede imitarnos con precisión: redactar textos con nuestra voz, crear imágenes con nuestro estilo, incluso generar videos con nuestra apariencia. Pero, por otro, nos obliga a reflexionar sobre qué elementos de la identidad son imposibles de replicar.

Todos los derechos reservados ©️ Didi Rufus

Para mí, lo irreemplazable no está en los datos, sino en las experiencias vividas. La memoria del olor de los libros de Papá en Valencia, el abrazo que daba Mamá en las mañanas antes del desayuno, el olor del café que trae mi pareja a la cama o el orgullo de mis estudiantes cuando logran aprender algo nuevo. Esa mezcla de emociones, contexto y cultura no puede copiarse ni digitalizarse en su totalidad.

Educación en IA: un antídoto contra la deshumanización

Aquí quiero ser clara: la clave para no perder lo humano frente a la IA es la educación. Pero no hablo solo de aprender a usar herramientas como ChatGPT, Gemini o los nuevos modelos de generación de video. Hablo de entender qué hay detrás de ellas: los datos, los sesgos y las decisiones que moldean cómo funcionan.

Imagen creada con IA generativa con licencia para Didi Rufus. 

Enseñar IA no es enseñar a “reemplazar” tareas humanas, sino a potenciarlas. La educación en IA debe darnos pensamiento crítico, ética digital y consciencia de que detrás de cada algoritmo hay muchísima inteligencia natural reflejada en programadores, intereses y limitaciones.

Si no existe compromiso con el aprendizaje, la IA se convierte en una caja mágica que fascina, pero también que aliena. Si aprendemos algo nuevo constantemente, la IA se convierte en un espejo que nos devuelve lo mejor de nuestra capacidad de imaginar y ese compromiso de aprender algo nuevo sobre ello cada día es lo que más nos acerca a utilizarla como impulso de crecimiento profesional y personal. 

Lo humano como resistencia

Imagen creada con IA generativa con licencia para Didi Rufus. 

Lo que más conecta en digital no es la perfección, sino la vulnerabilidad, ese super poder que tenemos los seres humanos de pensar, sentir, discernir y amar. Y ante la pregunta que dejo al principio sobre ¿Qué nos hace humanos frente a la IA?, definitivamente es nuestra contradicción, nuestros errores, esa capacidad de llorar por una canción aunque la hayamos escuchado mil veces, o el hecho de equivocarnos en una suma y, sin embargo, encontrar belleza en el arte. La IA puede ser precisa, veloz, incluso “creativa”, pero no tiene la fragilidad que nos hace valorar cada acierto como un milagro.

La identidad, en esta era digital, no se pierde frente a la IA, se desafía, y en ese desafío descubrimos quiénes somos realmente.

Por todo esto me siento profundamente orgullosa de ser una mujer venezolana abriendo camino en un campo donde predominan voces masculinas y anglosajonas para seguir llevando democratización de la educación a través del contenido gratuito como acto de creación de nuevas narrativas.

Ser mujer en el área de la tecnología significa aportar una mirada distinta, sensible y práctica. Ser humana en la era digital significa nunca olvidar que detrás de cada pantalla hay una persona que busca sentido y sobre todo respuestas con soluciones. 

La identidad como puente

Más allá de cualquier teoría conspiranoica, la IA llegó para quedarse, pero no para reemplazarnos. Nuestra identidad no se diluye en un mar de algoritmos; se fortalece si entendemos cómo usarlos sin perder lo esencial.

Y mientras avanza, todos tenemos el compromiso desde nuestras herramientas de seguir aprendiendo y creando con la premisa de que nuestro superpoder como seres humanos siempre será contar con nuestra inteligencia natural. En cada paso confirmo que lo humano no es lo que la IA no puede imitar, sino lo que nosotros decidimos preservar: la emoción, la ética, la empatía y el amor.

Imagen creada con IA generativa con licencia para Didi Rufus

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